Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero qué es
el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días
y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso,
adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro, entristeciéndonos o
aleccionándonos vicariamente hasta que el propio ser se vuelve vicario, la cara
que mira hacia atrás abre grandes los ojos, la verdadera cara se borra poco a
poco como en las viejas fotos...